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Opinión: «Compartamos la lectura nuestra de cada día» por Mirza Mendoza

Mirza Mendoza

Mirza Mendoza

Lima, Perú 1985.

Cuentista y contadora de profesión. Sus cuentos «Asistente Personal» publicado en Primero Sueño, es su más recientes entrega. Autora del ebook «Tenebrismo» editado por Sexta(…)

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Leer suele ser una actividad solitaria. Convergen en el acto el lector y la obra como en un romance apasionado donde muchas veces no se admiten terceros. Existe una conexión intrínseca entre el libro y su leyente.

Existimos todo tipo de lectores: los que necesitamos un lugar especial, cómodo y agradable. Sobre todo, vivir el momento de la lectura sin interrupciones. Y al otro extremo de la escala, los que podemos leer en el bus, con brillo solar o día nublado, mientras el vehículo marcha zigzagueando por la carretera. Están también los que no pueden conciliar el sueño si no han leído el capítulo completo o no terminaron su lectura en una página par o impar del libro. No nos olvidemos de los lectores que prefieren leer libros físicos a libros virtuales y viceversa. Estamos también los que somos un poco de todo, de los ejemplos anteriores. Hay un sinfín de modelos de lectores como libros existen sobre la faz de la tierra.

Ahora ¿Qué pasa cuando un libro nos llega a emocionar tanto que no podemos quedarnos callados? Necesitamos compartir esa vivencia de habernos sentido dentro de la historia, compartir el escalofrío que recorrió nuestra columna vertebral al enterarnos quien fue el culpable de la muerte del personaje principal, compartir ese suspiro dado cuando los protagonistas por fin se besaron. Recitar un poema en voz baja o enviar un mensaje de whatsapp leyéndoselo al amigo íntimo que comprende y comparte nuestro sentir.

Cuando esa emoción supera ese ámbito íntimo y cercano que hay entre el lector y lo que lee, nacen las reseñas y las recomendaciones literarias. Necesitamos compartir nuestro descubrimiento, nombrarlo, verbalizarlo y escribirlo. Nacen los clubes de lectura. Es una actividad que nos cambia porque nos muestra cosas que nunca antes pensamos o imaginamos que podrían existir.

¿En la intimidad de nuestras casas existe esta participación?

Quiero creer que sí. Que, en la sobremesa de los hogares, luego de almorzar o cenar, se comparte la lectura del día.Volcándonos a la tradición oral de antaño sacada del papel de un libro o de la impresión de un archivo de computadora.

Hablando el padre de los poemas que está leyendo, la madre de la novela policiaca que la tiene muy intrigada. A los hermanos mayores sobre las lecturas del plan lector del colegio y a los más pequeñines comentando sobre sus cuentos favoritos de la semana.

Cuando las historias no quieren ser olvidadas las plasmamos, las compartimos, con familia, amistades y hasta con extraños. Si no lo has hecho antes, puedes hacerlo ahora, comparte con tus hijos, tus padres y tus amigos. Lee en voz alta tu frase favorita del libro que estas leyendo, recita un poema, enciende la chispa.

Dijo Vargas Llosa: “La literatura ha tenido como primera función hacer vivir a los lectores una vida paralela a la real, enriquecer sus vidas con una dimensión imaginaria a través de la cual los lectores pueden vivir experiencias, emociones, aventuras que la vida real jamás podría darles o con la intensidad y variedad con la que una obra literaria bien lograda les ofrece”.

Compartamos lecturas, compartamos literatura, compartamos la vida.