La articulación de la música con la literatura, se erige como un elemento imprescindible que ambienta los diferentes escenarios de la historia, enfatizando las acciones de cada personaje interviniente en cada suceso, lo cual, permite articular diferentes mensajes encaminados a enriquecer la estructura del escrito, con el propósito de plasmar y revivir acontecimientos ancestrales o construir un mundo caracterizado por exponer hechos fantasiosos con una finalidad determinada en relación con el eje temático de la obra.
Desde periodos antiguos se ha evidencia la integración de la literatura con la música, registrándose en varias composiciones que exponen un acervo de significados y sensaciones, los cuales, transmiten emociones, estados de ánimo, así como, un pensamiento crítico, reflexivo o analítico ante una realidad narrada con matices originales que provocan experiencias inolvidables en los espectadores, por tanto, se colige una interdependencia entre ambos elementos artísticos, con el fin de recrear en el resto escenarios correctos derivados de la acciones presentes en la historia, sin prescindir de su finalidad en el público objetivo (López, 2013).
Diversos escritores en su producción mitológica insertan la música como elemento complementario en la obra que recrean las creencias populares o tradiciones orales de una época específica, procurando generar una gama de sensaciones en el lector que conduzca a involucrarse con la historia expuesta, sintiéndose identificado con algún personaje y/o escena plasmada, lo cual, propicie a imaginar sucesos próximos a ocurrir que aseguran la comprensión del mensaje implícito.
Por tanto, ambas artes se retroalimentan entre sí, fortaleciendo la producción literaria, pues otorgan una experiencia estética enriquecida en el receptor, evidenciándose por la presencia de diversas manifestaciones con valor educativo, emociones, desarrollo de imaginación, afectos, culturas, entre otros. En ese sentido, la música concede una serie de matices que exponen peculiaridades de cada personaje, es decir, aspectos subjetivos ante un determinado escenario; además recrea las características de un espacio en particular acorde con la época expuesta en la historia, lo cual, ocasiona en el lector ciertas sensaciones junto con expectativas.
Cabe mencionar que, la música se colige como un arte presente en diversos géneros literarios que propicia de múltiples significados al escrito por medio de mensajes que conceden una gama de expresividad, otorgándole un mayor realce a la participación de cada personaje, asimismo, precisa la suscitación de escenas vitales en el desarrollo como desenlace de la obra, sin prescindir de relacionarse con la época, espacio, emoción y estado de ánimo que induce a la generación de interrogantes con posibles respuestas en los lectores.
En países de Latinoamérica, se destaca la producción literaria del escritor Alejo Carpentier, pues expone a la música como un pilar en el desarrollo de la obra “El reino de este mundo”, cuya articulación confiere armonía y ritmo al escrito, manifestándose un contexto relacionado con la Cultura afro – cubana, lo cual, expresa un acervo de ideas convergentes con lenguajes distintos. De esta manera, el arte musical se emplea en la transmisión de un legado ancestral acorde con el proceso evolutivo de la vivencia de los protagonistas, por tanto, facilita entablar comunicación con el resto de individuos involucrados, otorgando una singularidad a la obra que provoca experiencias de lectura peculiares (Bohórquez, 2016).
En cada verso de la poesía se denota la articulación del arte musical, por su composición caracterizada por acentos derivados de la rima, métrica, y ritmo asignado, escenario similar se registra en los últimos periodos con predominio del verso libre, pues conforma un elemento crucial en el género lírico, el cual, confiere estética como armonía al escrito, ocasionando una experiencia completa en los demás. Por otro lado, la musicalidad conformó una pieza fundamental en la producción literaria de Rubén Darío, representante del Modernismo, cuyo movimiento se regía por defender la poesía estetizante, reivindicando diversos factores o técnicas intervinientes en la sonoridad de cada verso que conllevan a transferir determinado, captando la atención del lector (Nebot, 2011).
De acuerdo con Guerrero & García (2010), la interrelación de la música, lenguaje y literatura propicia de un acervo de conocimiento acerca diferentes realidades que induzcan a los lectores a crear percepciones nuevas frente a algunos hechos, a fin de promover el desarrollo de la creatividad, auto expresión, originalidad en la producción de texto o narraciones, entre otros beneficios que encaminan a acrecentar el acervo cultural.
En ese sentido, la música conforma un fenómeno con periodo de duración determinado, así como, la literatura oral o teatral ejecutada en un lapso de tiempo, cuyo propósito ocasiona en el receptor conciencia reflexiva, siendo resultado de suscitarse un ambiente sonoro acorde con las emociones o sensaciones de los personajes que pretenden manifestar; incluso demostrar particularidades del paisaje, lugar de desarrollo de los hechos en relación con la época histórica; entre otros, proporcionando información que complementa el lenguaje literario, generándose centros de atención con la articulación de ambas artes que conducen a la creación de argumentos en el receptor de inicio hasta fin del escrito (López, 2013).
Finalmente, la literatura converge como una fuente de inspiración en la creación de ambientes temáticos, personajes, estilos, formas de música, entre otros aspectos que enriquecen el bagaje cultural, por ello, emplea el arte musical para la recreación de contextos en concordancia con un aspecto histórico, cultural o social que corroboran en la evocación, expresión de emociones, desarrollo de discursos críticos, entre otros, pues se evidencia múltiples significados convincentes con notables matices novedosos que atraen su lectura en los usuarios en aras de conceder aportes a la cultura oriunda de una zona en específico o fortalecer habilidades creativas en el resto.
La literatura contemporánea se enmarca con un arte integral que involucra el elemento musical urbano como un conector en la historia, articulando diferentes aspectos culturales que caracterizan una determinada zona en concordancia con el escenario presente en el periodo del desarrollo del trama, lo cual, permita manifestar un lenguaje estético enriquecido y dinámico que ocasione entretenimiento con fomento del cultivo de principios éticos con inserción de matices fantásticas, realistas o ficticias, cuyo aporte exponga con claridad la reivindicación de lo vigente, es decir el predominio de particularidades de las masas sociales, erigiéndose como una fuente de divulgación de industrias culturales.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bohórquez, B. (2016). Música y literatura: un acercamiento de los jóvenes a la lectura desde un ambiente musical a partir de la novela ¡Que viva la música! de Andrés Caicedo. Bogotá D.C.: Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Obtenido de http://repository.udistrital.edu.co/bitstream/11349/3968/1/Boh%C3%B3rquezMorenoBlancaYolanda2016.pdf
Guerrero, P., & García, A. (2010). Literatura y música. Un modelo didáctico de interpretación intertextual en educación secundaria. España: Universidad de Murcia. Obtenido de https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/17581/1/EscobarMartinezMDolores.pdf
López, E. (2013). Literatura y música. Brocar, 121 – 143. Obtenido de https://dialnet.unirioja.es › descarga › articul
Nebot, V. (2011). Sobre la musicalidad en Prosas profanas de Rubén Darío. Forúm de Recerca, 437 – 451. Obtenido de http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/77249/fr_2011_5_4.pdf?sequence=1