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El club de la serpiente: Las babas de la realidad

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Las babas del diablo es un cuento, magistral,del escritor Julio Cortázar. Es un ejemplo de estructura literaria. <<Hablo de estructura como podríamos decir la estructura de una mesa o de una taza; es una palabra que me parece un poco más rica y más amplia que la palabra forma porque estructura tiene además algo de intencional: la forma puede ser algo dado por la naturaleza y una estructura supone una inteligencia y una voluntad que organizan algo para articularlo y darle una estructura>> dice el mismo autor en el libro Clases de literatura.

Vayamos por partes, no dejemos que el autor se desvíe. Las babas del diablo tiene como personaje principal a <<Roberto Michel, franco – chileno, traductor y fotógrafo aficionado a sus horas>> que un buen día (fatídico)decidió salir a dar un paseo (el domingo siete de noviembre), con cámara en mano, por los muelles del Sena. <<Después seguí por el Quai de Bourbon hasta llegar a la punta de la isla>>, Michel, cansado de tanto andar porque la fotografía de calle implica caminar mucho, tomó asiento cerca al muelle. Prendió un cigarrillo y se fijó en una pareja <<Lo que había tomado por una pareja se parecía más a un chico con su madre, aunque al mismo tiempo me daba cuenta de que no era un chico con su madre>>. Tanto el hombre como la mujer, llamaron su atención debido a la diferencia de edades (él mucho más joven que ella). Sumado a eso, el comportamiento del chico era extraño, tanto así que Michel decidió sacarles una foto. La pareja se dio cuenta. La mujer, enojada, increpó al fotógrafo. Le pidió el rollo de película. Él se negó, argumentaba que no estaba prohibido hacer fotos en la calle. El chico, ni bien vio que la mujer, de cabello rubio, se olvidó de él, huyó. En ayuda de la mujer vino un sujeto <<El hombre del sombrero gris estaba ahí, mirándonos. Solo entonces comprendí, que jugaba un papel en la comedia>>. El fotógrafo decide reírseles en la cara y echar a andar. Luego de un tiempo, en su departamento, decidió revelar la fotografía de la pareja, agrandarla y así estudiar mejor la imagen. A medida que iba analizando la posición corporal del chico y de la mujer se dio cuenta de algo que lo dejó petrificado <<de mí no quedó nada>>. Ató cabos, revivió la historia, la escena. Recordó al sujeto que vino en ayuda de la mujer. Es en esta parte del cuento donde el lector tiene que descubrir el porqué del título. Las babas del diablo son las extensiones del mal, las mismas que hicieron huir al chico de forma despavorida.

Mirado de esa forma (o de otra), las babas de la realidad son las extensiones del cuento. Y no hacen huir a nadie, al contrario, acercan al escritor a su próxima historia. El personaje principal del cuento está inspirado en Sergio Larraín, el fotógrafo chileno de la agencia Magnum. Un día, Larraín se da cuenta que en una serie de fotos sacadas en la catedral de Notre Dame de París, se encontraba una pareja tendiendo relaciones sexuales casi en el borde del encuadre. Al cabo de un tiempo, el fotógrafo conoce a Cortázar en París y decide rememorar la historia de la pareja cogiendo en una foto y de cómo mandó a ampliar la imagen para ver mejor la escena, estudiarla (convertir el segundo plano en un primer plano). Cortázar se siente atraído por la historia y decide hacerla cuento. Extiende la realidad a la ficción alimentándola de una estructura rica de saltos de tiempo, niveles de la realidad y mudas de narrador. Ese es el oficio del escritor, extender la realidad hasta el terreno de la ficción, en donde tiene el control y puede alimentarla con su propia vida. Luego el cuento inspira a una película muy famosa titulada Blow-up de Antonioni. Ahí tenemos otra extensión. No cabe duda de que toda mentira (cuento, novela, cine, teatro) es alimentada por las babas de la realidad. <<Y poco a poco el cuadro se aclara, quizá el sol, y otra vez entran las nubes, de a dos, de a tres. Y las palomas, a veces, y uno que otro gorrión>>, dice el final del cuento.